Se detuvo la progresión del HIGADO GRASO o esteatosis hepática no alcohólica, sumando suplementos de DHA a la dieta, demostrado por un estudio.
Higado graso o esteatosis hepática no alcohólica es una enfermedad caracterizada por la acumulación de vesículas de grasa en el hígado y que padece un 30% de la población general y hasta un 70 a 90% de las personas con obesidad. Una enfermedad que, lejos de resultar inocua, puede derivar en una cirrosis hepática o en un cáncer de hígado. De ahí la importancia vital de frenar su progresión. El problema es que aún no hay ningún fármaco capaz de lograrlo, por lo que la única medida eficaz es bajar de peso. Sin embargo, investigadores de la Universidad Estatal de Oregón en Corvallis (EE.UU.) podrían haber hallado una manera eficiente y mucho más sencilla de detener la evolución de este hígado graso:
DEBEMOS AÑADIR A LA DIETA UN TIPO DE ÁCIDO GRASO OMEGA-3 DENOMINADO ACIDO DOCOSAHEXAENOICO (DHA).
Concretamente, el estudio, publicado en la revista « PLOS ONE», muestra que la adición de suplementos de DHA a la dieta es capaz de detener la evolución de la esteatosis hepática no alcohólica y por ende, de evitar la aparición de cirrosis hepática o de un cáncer de hígado. O así sucede, cuando menos, en modelos animales –ratones– sobrealimentados con la típica ‘dieta occidental esto es, rica en grasas, carbohidratos y colesterol.
Como explica Donald Jump, director de la investigación, «considerando que no hay tras vías aprobadas más allá de las terapias de pérdida de peso para detener la progresión de la esteatosis hepática no alcohólica, estos suplementos pueden suponer una ayuda muy importante. Así, nuestros resultados pueden ser muy significativos dados los millones de personas en el mundo desarrollado que intentan y fracasan en pérder de peso o seguir una dieta óptima».
También en humanos
De acuerdo con las estimaciones, la esteatosis hepática no alcohólica constituirá en el año 2020 la primera causa de trasplante hepático. Un efecto colateral de la creciente epidemia de obesidad que como consecuencia de la adopción de la ‘dieta occidental’, destruye a los países desarrollados.
Por ello, el objetivo del nuevo estudio fue evaluar el posible beneficio de la adición a la dieta de suplementos con ácidos grasos omega-3 para detener la progresión del hígado graso y para ello, los autores utilizaron un modelo animal –ratones– a los que habían cebado con una dieta rica en grasas y azúcares.
Pero este beneficio de la ingesta de DHA observada en ratones, ¿puede esperarse que también tenga lugar en los humanos? Pues sí. De hecho, el estudio también contempló una segunda fase en la que participaron pacientes humanos. Y lo que se observó es, por una parte, que los pacientes con hígado graso tienen unos niveles muy bajos de ácidos grasos omega-3. Y por otra, y lo que es más importante, que cuando se elevan los niveles de estos ácidos omega-3 se logra detener la progresión de la enfermedad.
DHA y EPA
A día de hoy, la única estrategia para tratar el hígado graso se basa en la modificación del estilo de vida. (La práctica de ejercicio y la adopción de una dieta saludable.) No en vano, y de mantenerse a largo plazo, esta estrategia puede revertir completamente el daño causado sobre el hígado. El problema es que, como apuntan los autores.
En definitiva, la solución parece encontrarse en la ingesta de DHA y EPA. Como concluye Donald Jump, «el DHA ya se encuentra disponible en suplementos y su empleo es seguro. Así, su uso clínico estaría indicado en aquellos pacientes que hayan mostrado una mala adherencia a las dietas bajas en grasas y azúcares».
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